Habitualmente los días que se dedican a temas especiales me dan un poco de repelús. Me da mucha rabia que necesitemos un día del año para concienciar de algo porque a menudo se habla del tema un par de semanas y hasta el año siguiente nada de nada.
Pero este tema es importante y al final me he decidido a colaborar yo también.
Se habla de que hay que visibilizar, dar voz, naturalizar, etc situaciones tan dolorosas como la pérdida gestacional. Sí y no. Me explico.
Yo tuve un aborto tubárico en 2018, consecuencia de un embarazo ectópico. En lo fisiológico tuve suerte porque mi vida no corrió peligro y se resolvió solo sin necesidad de medicación.
Pero en lo emocional me llevé la palma. Conté mi experiencia aquí.
Si leéis el texto sentiréis la rabia y lo desvalida que me sentí emocionalmente. Una mujer y además madre (todavía me pregunto cómo fue capaz de hacer semejante comentario) escribió diciendo que lo que pasaba es que yo no había aceptado lo que me había pasado. Tuve que dejar pasar semanas antes de contestarle, preguntándome si la señora tendría razón. Manda narices. Examinando mis emociones concluí que no, que la rabia provenía de lo mal que el personal sanitario de urgencias había gestionado la situación.
Ni una mirada de simpatía. Ni una palabra de aliento. Ni una explicación.
No quiero entrar en el relato porque ya lo conté, pero sí quiero ofreceros una imagen: mujer espatarrada en box de urgencias, forzada a estar sin su pareja. Su pareja sufriendo la espera en la sala de espera. Sala de espera a rebosar. Sin tacto ninguno se medio informa sin claridad a la mujer de que ya no hay gestación y se le dice que debe esperar fuera. Mujer le cuenta a su pareja en voz baja, con gente sentada en la silla contigua, que han perdido el bebé y luego vuelve al box a espatarrarse de nuevo para que continúe el episodio…
Esto no es una cuestión de dar voz o de visibilizar o de naturalizar. Esto es una cuestión de educación y de respeto. Es una cuestión de humanidad. Los profesionales que atienden estas situaciones terribles y tremendamente dolorosas deben saber estar. No somos máquinas. No son máquinas. Deben ser capaces de informar con empatía. Tu mundo se está viniendo abajo y ellos han tenido la mala suerte de verse en el ciclón.
Deben saber ponerse en tu piel y comprender que lo importante es esa madre y su pareja si la hay. Y nada más.
Y la gente debe aceptar que el sufrimiento existe. La vida no son fotos bonitas sin filtro de atardeceres. Pasan cosas horribles como perder un bebé.
Le puede pasar a cualquiera. A cualquier edad. En cualquier semana de la gestación. En el parto. Tras el parto. Es horrible. Es doloroso. Es imposible. Te marca. Para siempre. Respeta eso.
Si no lo comprendes, respétalo. No minimices el dolor. No le digas a los padres que ya tendrán otro, que ya tienen uno, que son jóvenes, que estaban de poco. Cállate y abrázalos. Ponte a su disposición. Escucha. Apoya. Respeta el duelo.
Y aquí es donde choco con lo de visibilizar y naturalizar. Estoy de acuerdo en que hay que hablar del tema, pero el duelo es de cada uno y hay quien lo vive en silencio porque le da la gana y porque no hay mucho de lo que hablar. Porque no tiene nada que decir o porque no quiere que le digan nada.
Eso no quita que la gente deba conocer el tema, saber que existe y aprender a respetarlo; pero dejemos también que cada familia lo lleve en el alma y no en la calle si es lo que desea.
Termino haciendo un llamamiento a la inclusión de las parejas en todo este proceso y en las reivindicaciones. Cientos de publicaciones en las redes y casi ninguna habla de la pareja o del padre.
Parece que la pérdida la ha sufrido solamente la mujer. Es injusto e irreal.
Recuerdo los ojos de mi marido cuando le di la noticia. ¿Por qué tenía que escucharlo de segundas y no de primeras? ¿Por qué no podía estar conmigo dentro? ¿Por qué tuve que dejarle solo en la sala de espera con semejante bomba? ¿Por qué yo tuve tres semanas de baja y él tuvo que dar las gracias porque le dieran un día de permiso para estar conmigo? ¿Y su duelo? ¿Y su dolor? No recuerdo a nadie preguntarle cómo se encontraba.
No hay mucho más que puedas hacer, pero lo que puedes hacer significa todo.
A los sanitarios que miráis a los ojos, ofrecéis la mano y acompañáis con cariño, gracias. Sois oro y necesarios a más no poder.
Bebés estrella, habéis existido y sois los bebés de vuestros padres. Padres de bebés estrella, os abrazo muy fuerte.